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En las antiguas brújulas marinas, el norte era representado con la FLOR DE LYS,  símbolo de la orientación correcta. Esta estrella marca el ritmo del Cosmos. Y sigue un camino a través de las 4 estaciones que reflejan el recorrido solar anual. Este camino representa las experiencias relacionadas con el tiempo cíclico y de renovación de dos puntos culminantes: verano e invierno, y otros dos de traspaso: primavera y otoño. 

Este camino anual representado por La Rosa de los Vientos oculta el sendero espiritual de la mágica Alquimia. Vierte el Polen Espiritual a través del cual los Arquetipos nos soplan su Sabiduría y Simbología de forma comprensible.

Conecta con tu parte más instintiva

En el Aquelarre, unimos diferentes prácticas rituales con el poder de los Aceites Esenciales. Compartimos y nos reencontramos con nosotras mismas. Conquistamos nuestra Sabiduría y nos integramos con el ritmo de las estaciones y la Luna. A través del mito y el folclore recuperamos antiguos cultos y ritos sagrados para honrar y celebrar el sentido y significado de la vida personal y colectiva. Agradecemos la sabiduría espiritual y cosmológica representada por la Naturaleza. 

Cuando las mujeres dejamos fluir el sentido mágico del mito, conectamos con la parte más instintiva y salvaje de un pueblo, y la trasmisión de sus tradiciones entran a formar parte de la propia espiritualidad. Dotan de sentido e inspiración a las personas en momentos de iniciación, transición o crisis. El mero hecho de escucharlos hace que la sabiduría que encierran trabaje sobre nuestro inconsciente para que el poder de sus enseñanzas perviva al paso del tiempo.

En nuestros Aquelarres, las mujeres identifican sus fuerzas y poderes personales. Los comparten. Se crean vínculos estrechos que dan sostén y apoyo. Se ríe, se baila, se cuentan secretos, se disfruta y se celebra la magia femenina.